Común & Silvestre

Diariordinario

Mijares me llevó de vuelta a casa

 

Decidí cambiar de salón de uñas después de que una amiga lo promocionara como lo que sonaba ser un paraíso: servicio rápido, barato, bueno y sobre todo, en silencio. “No hay necesidad de hacer small talk, por eso lo amo” me dijo.

Llegué a un mini local de barrio con puestos para cinco clientas más un par en espera. Deberían ser estos negocios los que salen en Tiny Spaces de Netflix, no solo por los milagros que hacen con el espacio, sino por el retorno por centímetro que le deben sacar.

Esperé un par de minutos a que me indicaran el puesto que me tocaba. La manicurista se puso a lo suyo, tal y como me dijo mi amiga, en silencio. Cosa que le duro poco, a ella y a todas las demás.

En el fondo, reconocí las primeras notas de la canción, e intenté acordarme de qué novela era hasta que me distrajo la voz de la manicurista subiendo el tono a medida que se acercaba el coro. Al igual que nos pasa a todos, hay canciones que preferiríamos no reconocer que nos sabemos de principio a fin, y principalmente, que nos emocionan. A ella se sumaron las demás, y en cuestión de segundos el salón se había convertido en el coro de Mijares y Lucero — di lo que sientas, haz lo que piensas, da lo que tengas, así no te arrepientas… y así si no llega, lo que esperabas… me mordí la lengua para no cantar, pero también para frenar la nostalgia que me dio estar lejos de mi país.

La canción me llevó a mi infancia, a las muchas tardes que pasaba donde mis amigas para ver las novelas que en mi casa habían prohibido. Novelas de las que absorbimos historias de amor que sin darnos cuenta moldearon patrones en nuestras relaciones afectivas, los cuales hoy seguimos sanando.

Me llevó a Latinoamérica, una región diversa pero cuyos habitantes siempre encuentran alguna vena en común, y a recordar que nuestras identidades y culturas están formadas por infinitos detalles, algunos que nos regodeamos compartiendo y otros que, aunque intentamos disimular, tenemos tatuados con tan solo haber nacido en este lugar.

Nunca creí que Mijares & Lucero cantando a dueto iban a tener el poder de devolverme a la infancia, de llevarme a casa. No hizo falta tomar un avión, en pocos segundos volví a estar ahí.

… no te conformes, jamas te detengas! — El Privilegio de Amarte, Mijares & Lucero, 1998.

 
Laura Escobar