Común & Silvestre

Remedios Semanales

Remedios Semanales


Semana 8.2

Queridxs todxs, 

Seguramente muchos vieron el video que circuló a principios de la pandemia que mostraba a un señor mayor con Alzheimer tocando su violín en su balcón. Seguidamente se explicaba que la enfermera que lo cuidaba lo había convencido de que esos aplausos diarios de las 8 de la noche que sonaban en su barrio, eran una ovación a su música.  

Si la historia ya de por sí era muy conmovedora, este corto basado en ella lo es todavía más. No se pierdan verlo, la pequeña "mentira" de esta enfermera es uno de los actos de mayor bondad para devolverle el sentido por unos cuantos minutos, a ese que quizás solo es capaz de reconocerse al tocar su violín, permitiéndole salir de esa realidad en la que está atrapado. 

El alzheimer es un enemigo latente en mi familia. No lo hablamos mucho, o al menos siempre que lo hacemos, es refiriéndonos a mi abuelo, a lo que él vivió, sin hacer mención a que ninguno de nosotrxs está exento de ello. Yo lo pienso y se me eriza la piel. Pensar en no ser capaz de reconocer a la gente que más quiero, en perder mis más preciados recuerdos con ellos, sentir que pierdo la esencia de quien soy y no me reconozco, no solo me asusta, me paraliza. 

Siempre me pensé como alguien miedoso y siendo la menor de tres hermanos inevitablemente tuve muchas alas que me protegieran en el camino. No creo que mis miedos hoy se hayan ido, pero compartirlos, reconocerlos y decirlos en voz alta, me permiten avanzar sin impedirme seguir haciendo las cosas.

Durante las últimas dos semanas, el panorama que había sido relativamente despejado en mi país en comparación al resto del mundo, comienza a nublarse. Los miedos que surgieron a principios de esta pandemia y que habíamos logrado racionalizar y sobrellevar, vuelven con refuerzos y nos agarran cansados. Las cosas aquí y en el resto del planeta no están ni cerca de mejorar, al menos no en el corto plazo.. 

No quisiera nublarles el día, pues ese es justo lo contrario del objetivo de nuestros remedios. Este virus y sus implicaciones, al igual que la posibilidad de que el Alzheimer encuentre posada en cualquiera de mi familia, no van a desaparecer. Pero ninguna de esas amenazas pueden ser motivo suficiente para paralizarnos.. Debemos tomar más descansos eso sí, recargar baterías de todas las formas posibles, respirar profundo y comenzar de nuevo. Una y otra vez, durante el tiempo que sea necesario. 

Creo que el remedio de hoy lo necesitaba yo más que ustedes. Pero como lo he dicho antes, escribir(les) es para mi escuchar ese aplauso solidario que me da propósito, limpia mi mente y me permite avanzar. Espero que cada uno de ustedes encuentre algo cada día que les regale esos 5 minutos para desconectarse de todo lo que vivimos y poder agarrar aire para seguir caminando. 

Gracias por leerme hasta ahora. 

Un abrazo grande, 

L. 

Laura Escobar