Diciembre
Cuando conectamos las luces del árbol de navidad pareciera prenderse un switch dentro de nosotros que reactiva cosas que habíamos olvidado que existían. Comenzamos el año tan enérgicos y decididos de todas las nuevas metas y proyectos que íbamos a cumplir, que se fueron 12 meses y a duras penas logramos digerir lo mucho que ha pasado en nuestras vidas. El piloto automático fue el modo ideal para sobrevivir a la alta velocidad a la que la vida parece haberse acostumbrado a viajar. Así pasa año tras año, y finalmente una vida entera.
Y entonces… comenzamos a reflexionar - natural de la época - vemos 12 meses en perspectiva, el recuento de un año y lo que esto implica en cada uno de nosotros. Lo que hicimos, lo que no. Lo que llegó, lo que se fue. Lo bueno, lo malo. Lo aprendido. La rendición de cuentas hacia nosotros mismos, indispensable para fijar los objetivos del siguiente año. Además, los regalos, las cenas, reuniones, cerrar la oficina, las presas, el ruido, los tamales, vacaciones, más presas. De pronto, se dispara el breaker y todo se apaga.
En medio de esa oscuridad y silencio, el cuerpo y la mente reclaman. Diciembre nos exige tener superpoderes, dividirnos en mil pedazos para lograr la larga lista de tareas que nos impusimos por cuenta propia. Esto sin contar lo que el resto de meses dejaron encargado para atender, lo acumulado. Pero el cuerpo está en huelga, apagó el sistema para obligarnos a tomar un respiro y ver a nuestro alrededor.
Diciembre es un mes que nos obliga a enfrentar, lo bueno y lo malo. Volvemos a ver viejos amigos, familia, lugares y cosas que nos despiertan pequeñas partes de nosotros mismos que llevan todo un año en desuso.
Intentando compensar en 31 días lo que en los 11 meses anteriores no habíamos logrado, estos reencuentros nos ayudan a cargan baterías. Sin embargo, terminamos llenos de nostalgia a causa de las prontas despedidas. El cuerpo se siente como si hubiera recibido múltiples picos de corriente, enérgico pero al mismo tiempo agotado.
Entre la nostalgia y la ilusión de un nuevo año, vemos los últimos días de diciembre despedirse. Agradecemos por un año más y principalmente por este último mes huracanado. Por que con todo lo bueno y lo malo, Diciembre nos obliga a sentir. Será siempre un mes clave por traernos de vuelta a tantas personas queridas y lugares especiales, y por encima de todo por servir como recordatorio para volcar la mirada a lo que realmente cuenta.
¡Feliz Diciembre!